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Mostrando entradas de 2013

Un día de comentarios en LaPatilla.com (o en cualquier otro "portal" que se le parezca)*

Nota: Vaya sustituyendo la palabra “Comentarista” por cualquier nombre y apellido que se le ocurra Título de la Noticia: “Diputado Sutanejo dijo XYZ en la Asamblea Nacional”. Texto: Cualquier cosa porque en realidad pocos lo leen... Sección de comentarios (Aquí es donde viene lo bueno) Comentarios a través del plug-in social de Facebook:

Teatro al volante en Los Teques

ELENCO: Simpáticas señoras atravesadas Un pendejo conductor atravesado Un autobusero atravesado Yo, el conductor Escenario: Cualquier calle y esquina de la ciudad en la que vivo desde que nací Sube el telón *Escena 1:* Vienes conduciendo. Te acercas a la esquina. El semáforo cambia de rojo a verde, con lo que no disminuyes la velocidad porque piensas que - lógicamente - atravesarás el cruce de calles sin interrupciones. Sin embargo, una o dos simpáticas señoras se lanzan justo en ese momento - mientras ven el semáforo y te ven a ti - a atravesar la calle, sabiendo que no deben hacerlo. Corren y no corren, es decir, hacen como que corren pero realmente continúan caminando, solo que esta vez poniendo cara de pendejas, con esa sonrisa típica vernácula del que sabe que lo está haciendo mal, que trasgrede una norma o ley, y aún así lo sigue haciendo. Las ves queriendo tener el poder, a lo Mazinger Z, de lanzar rayos láser por los ojos y convertirlas en polvo cósmico. Ellas

Cómo nos cuesta ser ciudadanos

Soy un conductor ocasional. Es decir, que no todos los días ando detrás de un volante sorteando calles, autopistas y vericuetos viales. Por residir en una de las llamadas ciudades satélite (que todavía no la he visto dando vueltas alrededor de Caracas) y sólo venir a ésta capital del ajetreo y el horripilante tráfico a laborar, dejo el placer de manejar generalmente para los fines de semana , mientras que de lunes a viernes el Metro se encarga de mí.

Versos imposibles (Recuerdo de la infancia)

No se quién será el autor de esto. Recuerdo que lo aprendí en la primaria y más nunca se me olvidó, no de una maestra sino de otro compañero que se lo sabía de memoria y siempre lo recitaba. Como no lo he conseguido textual en Internet lo publico (para que se preserve en la red) aunque sí he encontrado otras versiones muy parecidas. Entiendo que es algo así como un cuento loco para hacer reír a los niños. Ahí va. (Si alguien sabe la autoría pues que la aporte)  "En el año mil dos mil,  cuando los elefantes volaban de flor en flor Yo, sentado en una piedra de madera,  leyendo un libro sin letras, bajo la luz de un bombillo quemado. De repente, un ruido, un hombre sin cabeza, yo, desarmado,  saqué mi cuchillo, le pegué un tiro, y le rompí la nariz".    Es todo... Chao.